Asistentes: Bego, Josito, Tere, Johnny, Sonia, Edu, Diego, y Nesss. Justifican
su ausencia: María e Iker.
Previo
Sonia, Edu, Diego y Nesss llegaron a Urnieta antes de lo previsto, lo que fue
aprovechado para que quienes viven en otras provincias conocieran bares
diferentes del de siempre, y que Diego sacara dinero en una sucursal de su
entidad bancaria. En las rondas previas fueron motivo de muchos comentarios los
pintxos de oreja del Zaldundegi (una oreja entera rebozada, buenísima) y el
pintxo-pote invisible de Urnieta los viernes. Ya en el habitual bar de
quedada, la puntualidad de las dos últimas parejas asistentes fue la
prevista, aunque algunos avisaron de por donde iban. Nos sacaron 5
minitapas cuando ya éramos 6 en la ronda, pero cuando pedimos los 2 tragos
de Tere y Johnny lo compensaron pasando una bandeja con más minitapas verdes
para comer.
Aunque estábamos de alerta naranja por la ola de frío siberiano, fuimos
a la sidrería dando un bonito paseo aprovechando que la media luna se
asomaba entre las nubes. Por el camino Edu duda de la veracidad de la medida
indicada en el cartel de "Setien 300m", rememorando sidrerías pasadas.
Sidrería
Nos ubicaron en la mesa de la esquina junto a la puerta de la
cocina y el armario con los palillos, las servilletas de papel, etc. La
distribución de la sidrería sigue siendo la misma: un sitio para comer (con
estufas y fuego), un sitio para beber, y entre ambos un sitio en la calle para
que fumen los del vicio. Nos dio la impresión de que el número de
kupelas metálicas había aumentado desde la última vez, en detrimento de las
de madera. El txotxero inicial era muy joven, luego mutó en su abuelo o así y
después pasó a ser mujer y luego hombre, y luego dual (joven y abuelo a la
vez). No dejamos de probar ni la de las mujeres, que estaba dulce como
membrillo. Sigue habiendo gente que deja el vaso en las kupelas de madera,
aunque en un sitio un poco alto. Mucha más gente que en nuestras dos visitas de
otros años, seguramente porque era el día que abrían. En general, cuando sacaban
la comida a la mesa voceaban el nombre del que tenía la comida en la mesa para
avisar, muy buena costumbre para no tener que dar viajes de vigilancia.
Acabamos probando todas las kupelas. Cierran puntualmente las kupelas a las
23:30, pero aprovechó el kashero para una ronda final.
En lo referente a la comida, 2 tortillas de bakalao de verdad (a las espinas
nos remitimos) jugosísimas y buenísimas, 2 bandejas de bakalao con cebolla,
puerro, pimiento verde y rojo (quizá un poco escasas de bacalao pero aceptables,
4 txuletones ko-jo-nu-dosss (2 más torrados que los otros, para que Sonia y Bego
comiesen un poco de carne, pero igual de buenos), queso maravilloso, membrillo
muy rico y el punto negativo lo pusieron las nueces, ricas pero un tanto
blandas (húmedas?). Total, 210,84€ (a unos 26€ por persona, precio barato
para haber tocado a media txuleta por persona, 432 gr/persona concretamente).
Para volver a la civilización pedimos 2 taxis para bajar a Hernani los 8,
debemos mencionar que el que se perdió y tardó más casualmente cobró
(ligeramente) más. Ya en Hernani fueron varios tragos. Las nueces de Edu no
pasaron del primer bar. Las chicas soportaron a un pesadillas bailongo en el
segundo. Kalimotxos XXL en el tercero. Bailables en el cuarto. El
comentario más general fue que en la mayoría de bares de Hernani no se
respeta la Ley del Tabaco a las noches, con las molestias que ello provoca
en quienes no fuman. Edu clama indignado que peor aun es que Hernani esté
tan muerto un viernes por la noche en plena temporada de sidrerías.
Sonia y Edu comprueban que los buses nocturnos son muy puntuales, más bien
demasiado puntuales: el de las 3:30 salio a las 3:29 delante de sus narices por
lo que volvieron con la manada una hora más. Cogieron el de las 4:30 junto con
Bego y Josito y fueron en modo taxi hasta Astigarraga donde subieron 4 tipos
más, qué ambientazo nocturno hay por la zona!! Mientras, en Hernani, los
demás aprovecharon la coyuntura para retirarse a la vez que los que se
fueron a Donostia.
Epílogo
Al día siguiente, al mediodía Diego y Nesss notan el pueblo muy tranquilo. En
Donostia, se juntan con Sonia y Edu probando algunos de los pintxos del libro
"La senda del pintxo", acompañados de txakolises. Hacia las 16:00 se
disuelven y ya en Hernani Nesss comprueba empíricamente lo tranquilo que está
Hernani. Hacia las 20:00 encuentra que, aunque los bares están en modo
disco-pub, lo más animado está fuera de un bar en donde están vestidos
todos de víspera de Santa Águeda y al menos un par están echando bertsos.
¿Será la crisis o el miedo al frío siberiano (que no fue para tanto) lo que ha
hecho que no esté tan petado como cualquier sábado del año pasado? No se
pierdan próximas crónicas.